CRISTO NOS DICE QUE SOMOS " LA SAL DE LA TIERRA Y LUZ DEL MUNDO"
TOQUE ESPIRITUAL
Y esto qué significa para los cátolicos y no católicos, ser sal de la tierra y luz del mundo? Cristo sabe que si lo seguimos a Él, podemos ser luz para los demás, desde los más queridos, los más cercanos, para el esposo, la esposa, los compañeros de trabajo, de la universidad, de los amigos, vecinos, círculo social y hasta del que no conocemos o viene de lejos, con el objeto de ayudar y hacer valer cada momento de la vida tanto de la nosotros como la prójimo. Con mayor razón en tiempos tan difíciles que estamos pasando, una pandemia, una crisis sanitaria y una cuarentena rígida.
Estamos invitados por Jesús para ser la sal de la tierra y la luz del mundo. Jesús no dice que no debemos brillar por la riqueza, por formar parte de la sociedad, la cultura, la inteligencia o la popularidad. Jesús nos habla de otra luz, de otro sentido de ser la sal de la tierra, todo proviene de nuestras acciones que nuestro actuar hable de nuestra vida que el amor y la fe no permitan ser un católico que se deje vencer por el agotamiento de la batalla espiritual, sino, que le demos la fuerza para seguir adelante, dando testimonio y contagiando el amor, que salemos de nuestro salero de nuestra vida privada, para dar gusto y sabor a lo que se encuentra insípido, ayudar desinteresadamente en especial a los pobres. Esto es que vean nuestras obras, no para que nos admiren, sino para sentirnos capaces de poder compartir nuestro pan con el más necesitado.
En esta dirección es lo que la Palabra de Dios nos hace reflexionar, ya contemplamos en la lectura de Isaias " Comparte tu pan con el hambriento, abre tu casa al pobre"... En ese sentido, vivir para los demás, es ayudarlos a pensar mejor, a qué puedan ser efecto multiplicador, a actuar más de acuerdo con la vida de Jesús.
No podemos entender nuestra vida pensando en nosotros mismos, sin salir de nosotros mismos.
Como católicos y no católicos, tenemos vocación de comunidad, de fraternidad, de comunión con todas las personas. Esto no significa olvidarse de uno mismo, sino todo lo contrario, enriquecer nuestro yo personal, "tanto más somos, cuanto más nos damos a los demás".
Somos luz del mundo que dislumbramos mientra nuestros ojos no se vean cegados por las luces de este mundo y debemos alumbrar en todas partes, con los que comparten la misma creencia y con los que no comparten.
Es así que los cátolicos o hermanos separados estamos llamados a ser luz y que nadie pueda apagarnos, A ser sal para dar gusto, sabor, alegría esperanza y amor a todos sin importar que nos hayan lastimado.
¿Podemos reconocer en nosotros mismos si nuestro actuar como persona, es capaz de alumbrar y sazonar la vida de los demás?.
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