EVANGELIO EN TIEMPO DE CRISIS – LC 9,18-24

¿QUIÉN DICE LA GENTE QUE SOY YO? ¿Y TÚ, QUIÉN DICES QUE SOY PARA TI?

Jesús no busca halagos, sino respuestas sinceras desde el corazón. Hoy, en medio de la confusión, el dolor y la injusticia que vivimos en Bolivia, esta pregunta resuena con más fuerza:

¿Quién es Jesús para ti?

Pedro respondió con fe: “Tú eres el Mesías de Dios”.

¿Quién soy Yo para ti… en tu trabajo, en tu hogar, en tu dolor, en tus decisiones?

Y tú, ¿lo reconoces en tu hogar, en tu trabajo, en la crisis, en el sufrimiento de los más pobres? ¿Es Jesús un recuerdo de la infancia? ¿Un personaje lejano? ¿O es el Amigo fiel que te levanta cada mañana, que te sostiene cuando toda pesa, que te guía cuando no sabes por dónde ir?

Hoy, seguir a Jesús es: Ser honesto cuando todos mienten. Servir cuando otros sólo exigen. Amar sin esperar nada. Perdonar, aunque cueste. Confiar, incluso cuando todo parece perdido.

Hoy Jesús nos pregunta: “¿Quién soy Yo para ti?”

¿Le respondemos con el corazón...  con nuestros actos?

Jesús vuelve a interpelarnos:

¿Quién soy Yo para ti cuando falta la comida en la mesa? ¿Quién soy Yo para ti cuando hay muerte, mentira y abandono? ¿Quién soy Yo para ti cuando todo parece perdido?

Muchos se han olvidado de Dios, lo han reemplazado por el poder, el dinero, el odio. Y cuando el corazón se llena de eso, el país se vacía de esperanza.

Pero tú y yo estamos llamados a responder diferente. No con palabras vacías, sino con una vida que hable por sí sola.

“¿Quién dice la gente que soy Yo? ¿Y ustedes, quién dicen que soy?”

Hoy, en Bolivia, esta pregunta debe sacudirnos con fuerza. Un país herido por la corrupción, dividido por el egoísmo de sus líderes, amenazado por el narcotráfico, hambriento de justicia, verdad y pan.

En nuestra patria Bolivia, seguir a Cristo es cargar con la cruz del pueblo:

Enfrentar la corrupción con verdad. Sanear la justicia. Luchar contra el egoísmo con generosidad. Transformar el odio en amor y reconciliación. Compartir el pan en medio de la escasez. Sembrar paz donde hay división.

Jesús no quiere palabras vacías, sino vidas transformadas. Bolivia necesita testigos, no discursos. Un país nuevo nacerá cuando Cristo vuelva a estar en el centro de la política, la economía, la justicia, las familias y la comunidad.

Que cada uno de nosotros  como laicos comprometidos, podamos responder con firmeza:

“TÚ ERES EL MESÍAS… Y QUIERO SEGUIRTE, AUNQUE ME CUESTE.”

¡Que el Señor bendiga a Bolivia y la Virgen nos proteja!

Tu amiga

Mirtha Villarroel de Rocha

 

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