UN PUEBLO REZÓ, UNA MADRE CONFIÓ, Y LA “VIRGEN MARÍA AUXILIADORA OBRÓ UN MILAGRO"
COMO HOY DÍA CONCLUÍA LA NOVENA EN SU HONOR Y EN MI CASA PATERNA.
(El pronóstico no se
cumplió)
Testimonio de fe y amor a
la Virgen Santísima bajo la advocación de María Auxiliadora.
Hoy quiero contarte algo
que no es sólo un recuerdo, sino un milagro vivo que me acompaña 38 años.
Escribo estas palabras con humildad, pero también con una profunda certeza en
el corazón: María Auxiliadora intercede,
consuela y sana. Y cuando uno se entrega con confianza al Señor y a su
Madre, los milagros no son cosa del pasado… ocurren, aún hoy.
Tenía 35 años (hoy tengo 73 ), tres hijos
pequeños y un esposo amoroso cuando me diagnosticaron cáncer de la mama
izquierda. El oncólogo fue claro y directo: según la clasificación médica, me daban sólo dos años de vida con metástasis hepática. Aquello
fue devastador para mi familia y más aún para mí.
Mi madre Irmita Hurtado
Herrera, mujer de profunda fe, organizó una novena a María Auxiliadora en
nuestro pueblo Roboré-Santa Cruz. La intención era pedir por mi sanación. el día 22 de mayo recibí el último ciclo de quimioterapia, y con el corazón lleno de
esperanza y agradecimiento a Dios, le dije a mi esposo que quería ir a pasar el Día de la Madre con mi
mamá en la tierra que me vio nacer.
Lo que sucedió al llegar
fue un verdadero milagro.
El día 23 de mayo justo en el momento en que
llegaba a casa después de diez horas de viaje en tren, se acercaba una
procesión llevando a la imagen de María Auxiliadora en andas. Veo a mi madre y
tres señoras más la acompañaban. Cuando me vio la multitud quedó asustada y mi madre quedó profundamente
sorprendida, mirándome con ternura, pues no esperaba mi visita, y menos en un momento tan especial, "el ultimo día de la Novena a nuestra Reina del Cielo".
Fue como si la Virgen misma hubiese salido a mi encuentro.
Yo me acerqué emocionada y le dije:
"Mamita, ya terminé la
quimio… y estoy aquí en la casa." Y hoy lo recuerdo como ayer y te lo escribo con lágrimas.
El sacerdote que conducía la procesión se acercó a mí. Me miró conmovido y me preguntó:
"¿Tú eres Mirtha?
"Sí, padre", respondí.
Entonces él me dijo:
Pues te digo que, "Gracias a la fe de tu madre, hoy estás
sana”. “La Virgen te ha devuelto la
vida porque ella logró convocar a todo un pueblo para rezar por tu salud, la
Virgen hoy te regala tu presencia."
“Y desde este momento estás sana” … dijo con
mucha convicción.
Sentí que el cielo entero
me abrazaba. Supe con certeza que había recibido un milagro. que María
Auxiliadora había intercedido por mí ante su Hijo Jesús. Y allí mismo hice una
promesa que he cumplido hasta el día de hoy:
Llevar la devoción a María
Auxiliadora todos los años de mi vida, rezar y difundir el rezo del santo
rosario.
Hoy estoy viva, sana de la
primera vez, con mi familia. Y cada día me levanto dando gracias. Porque la
Virgen no sólo me sanó el cuerpo, sino también el alma. María Auxiliadora me
devolvió la vida.
En ese instante supe, en lo
más profundo de mi alma, que María Auxiliadora había obrado un milagro. Y ahí
mismo prometí:
"Llevaré esta devoción todos los años de mi vida que el Señor me regale".
Al regresar a Tarija donde radico hace 43 años, descubrí que no existía la costumbre de llevar a la Virgen a domicilio menos aún por las calles rezando el rosario, algo anecdótico, pero con profunda fe. Fue así que un pequeño grupo reducido de mujeres piadosas, Elenita del Castillo, Alcira Gareca, mi madre cuando venía a visitarme, Máxima Valdez, ya fallecidas, Charito Balanza y tres niñitas que hoy vivimos para contarla. Corrió la voz y fueron requeridas las visitas y la gente comenzó a pedir a la Virgen, no exagero, hicimos rutina todos los sábado el encuentro con María en sus casas, abarcó a mucha gente enferma, especialmente con cáncer, el rezo llegó al centro de la ciudad y barrios aledaños, que la pedían para rezar y curar sus dolencias, hay mucho que contar, muy pronto un libro lo pondrá de manifiesto, porque se obraron milagros y la devoción hacia la Virgen creció notoriamente.
Llevábamos la imagen de María para que acompañara, consolara y sanara; y formamos el “Grupo Mariano” con oración y acción, visitas que fueron interrumpidas por el Covid-19, pero renacidos a través de la tecnología, porque hoy no dejamos de rezar lo hacemos a diario desde hace 6 años por la plataforma ZOOM a las cinco de la tarde.
Pasaron los años. Mi madre
partió al cielo el 25 de mayo de 2016, al día siguiente de haber recibido en la casa, una vez
más, la visita de la Virgen María Auxiliadora. Se fue en paz, como quien
entrega el alma a quien siempre amó a María.
Hoy, después de tantos
años, la vida me enfrenta a un nuevo desafío el 2019 fui diagnosticada con
cáncer en la otra mama, seguir rigurosamente hasta hoy, un tratamiento de
hormonoterapia. Pero no tengo miedo. Sé que María Auxiliadora ha salido
nuevamente a mi encuentro, como lo hizo la primera vez. Mi fe me sostiene y me
llena de paz. Siento en el alma que estoy sanando, que no tengo nada, que Dios
y la Virgen me siguen utilizando para ayudar, orar, acompañar, compartir la
esperanza y acompañar a otros en su sufrimiento.
Hablo desde el corazón, invito a la fe, y al mismo tiempo quiero seguir transmitiendo la devoción, rezando el rosario, a tener esperanza, confianza y mucho amor por nuestra Madre Santísima, bajo la advocación de María Auxiliadora, para quien necesite creer de nuevo. Tú también puedes pedir y entregar a la Virgen y a su hijo Jesús las dificultades, no sólo de enfermedad, sino las que la vida nos presenta.
MARÍA AUXILIADORA, ¡GRACIAS
HOY Y SIEMPRE, SOY TU HIJA Y YO CREO EN LOS MILAGROS!
“Que
el Señor nos bendiga y la Virgen nos proteja”
Tu amiga
Mirtha Villarroel de Rocha
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