24 DE MAYO – FIESTA DE MARÍA AUXILIADORA ¡RUEGA POR NOSOTROS EN TODO PELIGRO, EN TODA NECESIDAD”!

Hoy celebramos a María Auxiliadora, madre que no abandona, que intercede por nosotros con ternura y poder. En este día tan especial, quiero compartir un mensaje que nace desde la fe y el deseo de consolar y animar a tantos que están sufriendo, especialmente a quienes están luchando contra enfermedades como el cáncer.

Vivimos tiempos difíciles. Cada día escuchamos de alguien que está enfermo, alguien que sufre en silencio, alguien que ha perdido la esperanza. Pero en medio de este dolor, hay una verdad que no cambia: Dios sigue estando con nosotros. Y María, su madre, también.

La Palabra nos dice que debemos anunciar el Evangelio “a tiempo y a destiempo” (2 Timoteo 4,2). Es decir, hablar de Dios siempre, aunque parezca que nadie escucha, aunque estemos cansados, aunque el corazón esté herido. Porque una sola palabra de fe puede encender la esperanza en una vida apagada.

Jesús nos dice en el Evangelio de San Lucas 11,1-13:

“Pidan y se les dará, busquen y encontrarán, llamen y se les abrirá.”

La oración no es pérdida de tiempo. ¡La oración es poder! La oración toca el corazón de Dios. Y cuando rezamos con fe, cuando pedimos a María su madre que interceda por nosotros, algo siempre sucede: si no cambia la situación, cambia el corazón, se fortalece el alma, y encontramos paz.

La devoción a María Auxiliadora no es cosa del pasado. Es actual, es cercana, es  poderosa. Ella está a nuestro lado, en los hospitales, en las casas donde hay dolor, junto a las camas de quienes sufren. Ella no se cansa de repetirle a su Hijo: “No tienen vino... no tienen fuerzas... no tienen esperanza.” Y Jesús escucha a su Madre.

Hoy más que nunca, no te encierres en el dolor. No dejes que el sufrimiento te aísle. Dios te ve, Dios te escucha, Dios te ama. Y su misericordia no tiene límites. No estamos solos. María Auxilio de los cristianos está con nosotros. Y entre todos, como familia de fe, podemos sostenernos en la oración, en la fe y en el amor.

A ti que estás enfermo/a, a ti que estás cuidando a alguien, a ti que estás cansado, hoy te digo: no pierdas la fe. Ora. Pide. Busca. Llama. Dios abre puertas, incluso cuando parece que no hay salida.

Y como hijos confiados, digamos:

“MARÍA AUXILIADORA, RUEGA POR NOSOTROS. SÉ NUESTRO CONSUELO, NUESTRA FUERZA, NUESTRA ESPERANZA. AMÉN.”

No olvides compartir este mensaje. Alguien puede necesitarlo más de lo que imaginas. 

¡Que el Señor nos bendiga y la Virgen nos proteja!

tu amiga

Mirtha Villarroel de Rocha

 

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