CUANDO EL AMOR LLEGA TARDE…
El
matrimonio es más que un contrato, más que una convivencia o una rutina
compartida. Es amor, es entrega, es compromiso, es velar por el otro en cada
paso del camino. Pero, ¿qué pasa cuando el amor no llega a tiempo? ¿Cuándo el
deber de cuidar y proteger se olvida entre las distracciones de la vida?
Ella
estaba allí, luchando en silencio, esperando que su compañero, aquel que
prometió amarla en salud y enfermedad, abriera los ojos y viera lo que ocurría.
Esperando que él la pusiera por encima de todo, como ella siempre lo hizo con
él. Pero no lo hizo. Minimizaron su dolor, ignoraron sus síntomas, y cuando
quisieron reaccionar, ya era demasiado tarde.
El
cáncer no perdona la indiferencia. No espera a que un esposo deje de mirar hacia
otro lado. No se detiene porque alguien no quiso darle la importancia que
merecía. El cáncer avanza, y cuando el amor no lo enfrenta con valentía, con
urgencia, con dedicación, entonces se lleva lo más preciado: la vida.
Hoy,
ella ya no está. No por falta de recursos, no porque el destino lo quiso, sino
porque el amor que debió salvarla nunca se manifestó como debía. No hubo un
abrazo que le dijera "aquí estoy", no hubo un "vamos al médico
ahora mismo", no hubo un "tu vida es mi prioridad". Y ahora, quien
debió cuidarla, se ha quedado con el peso de su ausencia, con el eco de su
nombre en una casa vacía, con un "si tan solo hubiera hecho algo a
tiempo" que resonará por siempre en su conciencia.
El amor no es solo palabras bonitas en
los días felices. Es acción, es entrega, es estar presente cuando más se
necesita. Porque cuando el amor llega tarde, ya no hay nada que hacer… sólo
llorar frente a un ser sin vida y acogida en una tumba, deseando haber amado de
verdad.
Busco
transmitir el peso de la pérdida cuando no se prioriza el amor y el cuidado en
el matrimonio.
El
amor en el matrimonio no es sólo compartir la vida, es estar presente en cada
batalla, especialmente cuando la salud está en juego. El cáncer no avisa con
gritos, sino con susurros. No espera a que decidan hacerle caso, avanza sin
piedad. Y la pregunta es: ¿estarás ahí cuando tu esposa te necesite o estarás
ocupado en tu propia vida, en tus distracciones, en lo que crees que es más
importante?
Porque
cuando amas a tu esposa, cuando realmente comprendes lo que significa ser su
compañero, no hay excusas que valgan. No importa si no hay dinero, si la
situación es difícil, si la vida aprieta. La salud pública existe, hay
hospitales, hay médicos, hay solidaridad. Pero lo que más importa es la voluntad
de estar ahí, de hacer lo que sea necesario para salvarla.
¿Qué
es más importante que la vida de la mujer que te acompañó, que te amó, que te
dio una familia? ¿Qué es más valioso que ella? Un hombre que no es capaz de
priorizar a su esposa, de hacer todo lo que esté en sus manos para protegerla,
no entiende lo que significa ser cabeza de familia.
CUÍDALA
ANTES DE QUE SEA TARDE
A
los hombres que hoy tienen a su esposa a su lado, a los que cada mañana ven a
la mujer que les dio su amor, su tiempo, su juventud y, en muchos casos, sus
hijos: atiéndanla, valórenla, escúchenla, cuídenla. Porque cuando ya no esté,
no habrá vuelta atrás, y el arrepentimiento no servirá de nada.
Muchos
hombres se excusan diciendo: "No
teníamos dinero", "No sabía que era grave", "No quería
preocuparla", "No tenía tiempo". Pero la verdad es otra: no
hicieron lo que debían hacer.
No
esperes a verla en una cama sin fuerzas. No esperes a escuchar que "ya no hay nada que hacer".
No esperes a que el tiempo te obligue a mirar atrás con dolor y a preguntarte
por qué no actuaste antes.
Porque cuando el amor llega tarde, ya no
sirve. Porque cuando la indiferencia toma el lugar del cuidado, lo único que
queda es el vacío de su ausencia.
Hombres,
despierten. No esperen a perderla para darse cuenta de lo que tenían. La vida
es frágil, la salud se quiebra en un instante. Y cuando llegue ese momento, lo
único que importará será sí estuvieron ahí para sostenerla, para buscar ayuda,
para ser su refugio.
PORQUE
AMAR ES CUIDAR. Y QUIEN NO CUIDA, NO AMA.
¡Que el Señor nos bendiga y la Virgen nos proteja!
Tu amiga
Mirtha Villarroel de Rocha
Comentarios
Publicar un comentario