FRASE DEL PAPA FRANCISCO: "EL AMOR DE DIOS NO ES ALGO ABSTRACTO, ES UN AMOR CONCRETO, QUE SE MUESTRA EN LA CERCANÍA, EN LA TERNURA, EN EL SERVICIO."

Esta frase del Papa Francisco es una reflexión profunda sobre la naturaleza del amor de Dios, resaltando su carácter tangible y accesible. El Papa subraya que el amor de Dios no es algo abstracto o distante, sino que es un amor que se manifiesta en acciones concretas, en la cercanía, en la ternura y en el servicio a los demás.

Un amor que no es abstracto

Cuando hablamos de amor en términos abstractos, puede ser fácil caer en la tentación de verlo como algo vago, etéreo o lejano, algo que está más allá de nuestra comprensión o experiencia directa. Sin embargo, el Papa Francisco nos recuerda que el amor de Dios no está alejado de la realidad humana, sino que se encarna en la vida cotidiana. No es una idea general o filosófica, sino algo que se vive en el día a día.

Este amor no es una emoción vaga ni un concepto filosófico, sino una realidad palpable que se revela en nuestras interacciones con los demás. Se trata de un amor que se ve reflejado en la manera en que Dios actúa en la historia humana, especialmente a través de la persona de Jesucristo. Jesús, con su vida, sus gestos y su sacrificio, es la máxima expresión de este amor concreto, accesible, cercano.

La cercanía de Dios

La cercanía de Dios se refiere a cómo Él se hace presente en nuestras vidas, no como un ser distante que observa desde lejos, sino como uno que camina con nosotros, que se involucra en nuestra historia. La cercanía de Dios es un acto de empatía divina, en el que Él no se limita a ser un espectador de nuestras luchas, sino que las comparte, las siente, las acompaña.

En la vida de Jesús, vemos cómo Él se acerca a los más necesitados, a los marginados, a los enfermos, a los pecadores. No hay barreras entre Él y las personas que sufren. Este es el tipo de amor que el Papa Francisco señala: un amor que no se queda en palabras, sino que se aproxima, se encarna en la realidad de cada persona.

La ternura de Dios

La ternura es otra característica clave del amor de Dios, según esta frase. La ternura sugiere un amor que es suave, paciente, compasivo y lleno de comprensión. La ternura no es un amor rígido ni severo, sino uno que se acerca al ser humano con delicadeza, sin imposiciones ni juicio, sino con la bondad que trata de sanar y consolar. Es un amor que cuida, que acaricia, que se acerca con delicadeza a las heridas del corazón humano.

Este amor se manifiesta de manera especial cuando Dios se muestra cercano a las personas en sus momentos de fragilidad y dolor. En la vida de Jesús, la ternura se muestra en cómo Él toca a los leprosos, cómo consuela a las viudas y a los huérfanos, y cómo se acerca a aquellos que más necesitan su compasión.

El amor en el servicio

El servicio es otra forma en la que el amor de Dios se hace concreto. El Papa Francisco, en muchas ocasiones, ha enfatizado que el amor de Dios no se expresa solo en palabras, sino en acciones de servicio a los demás. Jesús, por ejemplo, nos enseñó que el verdadero amor se muestra en el servicio humilde: lavando los pies de los discípulos, sanando a los enfermos, alimentando a los hambrientos, perdonando a los que lo ofenden.

El servicio es el camino concreto para vivir el amor de Dios en el mundo. No se trata sólo de ayudar cuando es fácil o conveniente, sino de ponerse al servicio del otro, especialmente de aquellos aquellas personas que se siente abandonadas o que están en situación de vulnerabilidad, El Papa nos invita a vivir este amor a través de la solidaridad con los demás, a trabajar por el bien común, a sacrificarnos, a dejar nuestro lugar de confort por el bienestar de los más necesitados.

Experimentar el amor concreto de Dios cambia nuestras vidas y nos invita a dejar de vivir una fe pasiva y nos llama a convertirnos en instrumentos de ese amor, extendiendo la cercanía, la ternura y el servicio a las personas con las que interactuamos, especialmente con el enfermo.

“Que el Señor nos bendiga y la Virgen nos proteja”

Tu amiga

Mirtha Villarroel de Rocha

 

 

  

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