"CONSIDERACIONES SOBRE EL PAPEL DE NUESTRO PÁRROCO EN LA COMUNIDAD"

Estimados miembros de la comunidad parroquial:

Con respeto y en el espíritu de la unidad que nos llama nuestra fe, quiero compartir unas reflexiones que nacen del corazón de una persona comprometida con nuestra Iglesia católica. Valoro profundamente a nuestra Iglesia y quiero aportar mi voz para resguardar la labor espiritual que nuestro Párroco viene realizando y quien ha sido objeto de algunas críticas malentendidas, sin que esto genere discordia entre nosotros, porque son situaciones que nos afectan a todos. Mi único objetivo es aclarar y defender la labor pastoral de nuestro párroco.

Me gustaría resaltar que el hecho de que yo no sea del barrio, ni parte del consejo parroquial, no cambia el hecho de que soy una feligresa unida, que se siente parte de esta Iglesia universal y de la Parroquia Nuestra Señora de Guadalupe por casi veinte años. No se necesita una posición o cargo para ver la obra que un sacerdote realiza, ni para reconocer su dedicación y amor por su comunidad.

En estos tiempos de reflexión y oración, siento el llamado de compartir con ustedes algunas palabras sobre el papel de nuestro párroco en nuestra comunidad religiosa. Un sacerdote, como nuestro párroco supuestamente aludido, está llamado a ser un guía espiritual para todas las personas que se acerquen a él, sin importar su ideología política, creencias o preferencias personales. Su misión es pastoral, su labor está orientada a la oración, a la predicación de la Palabra de Dios, y a los sacramentos, especialmente la Eucaristía, la reconciliación y, por supuesto, las bendiciones que son parte integral de su apostolado. Su misión es netamente espiritual, y su único interés es guiar a los fieles en su camino de fe, independientemente de sus creencias, preferencias o contextos externos.

La bendición que un sacerdote da es un acto de amor y de servicio a la comunidad, ningún sacerdote debe negar una bendición a una persona por razones políticas, deportivas o personales. El acto de bendecir es un acto de misericordia, un signo de la presencia de Dios en la vida de todos los fieles, sin discriminación.

 Los comentarios que intentan asociar al párroco con un partido político o un equipo de fútbol sabiendo todos que la misión del párroco es exclusivamente espiritual y que los comentarios que lo vinculan a asuntos ajenos a la fe son completamente injustificados.

Es importante recordar que la Iglesia, como institución, tiene una enseñanza clara sobre la separación entre el Reino de Dios y los asuntos del mundo (como la política). La única "bandera" que ondea en la vida de un sacerdote es la del Evangelio de Jesucristo.

He podido observar recordando a las personas, que el párroco está al servicio de la comunidad de manera generosa, fiel y dinámica sin dejarse influir por otros intereses. Su apostolado está centrado en la espiritualidad, el acompañamiento y la orientación religiosa de todos, sin distinciones. Si se ha hecho algún comentario, es importante que se clarifique que su misión es servir a todos, sin tomar partido.

Y nuestro apoyo como guadalupanos debe ser incondicional hacia el párroco, por eso es importante señalar que los sacerdotes son personas comprometidas con el bienestar espiritual de su feligresía, él, como sacerdote, está comprometido con los valores del Evangelio y no con ninguna agenda externa. En su corazón solo hay espacio para la misión de Cristo, que es la de predicar el amor, la paz, y la salvación a todos, sin distinción.

Mi intención al escribir estas palabras no es generar división, sino más bien, aportar claridad y unidad en nuestra comunidad de la que me siento parte.

Con mucho respeto los saluda y les desea que el 2025 sea un año lleno de bendiciones y crecimientos.

Mirtha Villarroel de Rocha

  


 

 

 

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