¡FELIZ DÍA DEL SEÑOR!

ABRE TU BIBLIA Y LEE: DEL EVANGELIO DE SAN MARCOS 10,2-12. ¿ES LÍCITO AL HOMBRE DIVORCIARSE DE SU MUJER? ¡LO QUE DIOS UNIÓ NO DEBE SEPARARLO EL HOMBRE!

El pasaje de Marcos aborda el tema del matrimonio y el divorcio a partir de la enseñanza de Jesús. En esta narración, algunos fariseos se acercan a Jesús para ponerlo a prueba y le preguntan si es lícito que un hombre se divorcie de su mujer. Jesús responde remitiéndolos a la Ley de Moisés, que permitía el divorcio debido a la dureza del corazón del pueblo. Sin embargo, Jesús va más allá de esta norma y reafirma el diseño original de Dios para el matrimonio: la unión indisoluble entre un hombre y una mujer.

"Desde el principio de la creación, Dios los hizo hombre y mujer. Por eso, dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y serán los dos una sola carne. Así que ya no son dos, sino uno. Pues bien, lo que Dios unió no lo separe el hombre."

Con esta respuesta, Jesús subraya que el matrimonio es una alianza sagrada creada por Dios mismo. A diferencia de las leyes humanas que permiten el divorcio, Jesús invita a los creyentes a ver el matrimonio como una vocación y un compromiso indisoluble, donde el amor, la fidelidad y el respeto deben ser la base de la relación conyugal.

Este texto nos llama a reflexionar sobre la importancia de mantener la unidad y fidelidad en el matrimonio, tal como fue concebido desde el plan original de Dios.

Reflexión

El mensaje de este pasaje nos desafía a valorar la sacralidad del matrimonio y a entenderlo como un reflejo del amor de Dios por la humanidad. Nos recuerda que, aunque las relaciones humanas pueden ser difíciles y desafiantes, el matrimonio es un pacto que implica esfuerzo, paciencia y la búsqueda constante del bien común.

Al considerar las palabras de Jesús, también es importante recordar que la Iglesia acoge con compasión a quienes han vivido experiencias dolorosas en el matrimonio. Por ello, se debe acompañar con amor y caridad a las parejas en dificultad, ofreciendo orientación y apoyo espiritual en sus situaciones particulares.

Este pasaje es una invitación a vivir la vocación matrimonial con la convicción de que es un proyecto que se construye día a día, con la gracia de Dios y el esfuerzo de cada uno de los esposos.

¡Que el Señor nos bendiga y la Virgen nos proteja!

Tu amiga

Mirtha Villarroel de Rocha

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