¿POR QUÉ REZAMOS NOVENA PARA LOS DIFUNTOS? Y ÉSTAS ¿DEBEN SER COBRADAS?

La finalidad de rezar una novena para los difuntos está profundamente arraigada en la práctica de los cristianos católicos y tiene un significado espiritual y de consuelo. A través de la novena, se pide a Dios que derrame su gracia sobre el alma del difunto y sobre los que participan en la oración, buscando la paz, el perdón y la redención.

La novena se reza con el objetivo de interceder ante Dios por el alma de la persona fallecida. A través de la oración, se ayuda al alma a alcanzar la paz eterna, especialmente si se encuentra en el Purgatorio. Se pide a Dios que conceda misericordia y perdón de los pecados del difunto.

LES CUENTO UNA ANÉCDOTA PERSONAL

Para entrar en contexto, mi abuelita desde mis diez años me enseñó a rezar la novena para los difuntos, porque ella siempre rezaba. Fui creciendo y yo me ofrecía para rezar cuando moría alguien en el pueblo. Ya casada, por los destinos de mi esposo como militar, nos encontrábamos en una ciudad donde no conocía muy bien las costumbres locales. Yo visitaba a una ancianita enferma y ésta llega a fallecer. Como de costumbre, me ofrecí rezar la novena y al concluirla su hijo se acercó con un sobre blanco y me dijo: Aquí tiene el pago por el rezo de los nueve días”.

Sorprendida, le respondí sin abrir aún el sobre: ¡No puedo aceptar esto! Porque los dones que el Espíritu Santo nos entrega, no se venden ni tienen precio. Esa era mi convicción y que para mí realizar esa acción, era un don y yo no cobraba.

Sin embargo, el hijo insistió diciendo:

“Aquí, las rezadoras de novenas  cobran, y es una forma de reconocer el servicio que están dando”

Abrí el sobre, y para mi sorpresa, contenía 300 dólares. No supe qué decir… Era una cantidad muy grande. El señor insistió tanto que al final, lo recibí y le expliqué que no me sentía bien recibiendo dinero por un servicio espiritual, pero le prometí, que esa cantidad sería utilizada para ayudar a quienes lo necesitasen, sabiendo que era otra forma de llegar al prójimo.

Poco después, murió otra persona en el mismo barrio y ya recomendada vienen a hablarme para rezar la novena. Acepté y esta vez fue la hija de la difunta quien al finalizar se acercó con 100 dólares en la mano. La experiencia que ya tuve y a mucha insistencia como les expliqué, con el respeto que se merecen los lectores de este texto, ya no quería rezar más novenas por los menos en esa ciudad, donde temporalmente estábamos, porque existía la costumbre de pagar por el rezo. Me preguntaba, que encima de la tristeza por la pérdida de un ser querido y aun sabiendo que la familia pasaba por necesidades económicas en esos momentos, sería justo recibir? NO. Y rotundamente, me negué a aceptarlo.

“No puedo recibir este dinero le dije: ustedes lo necesitan” e hice notar que la obra que yo hacía no era por recibir una remuneración y que estaba al servicio de estas familias en momentos de tristeza.

A partir de ese momento, decidí no volver a aceptar ninguna retribución. Para mí, rezar por los difuntos es un servicio de amor y fe. Aunque en algunos lugares las personas tengan la costumbre de pagar por estas oraciones, creo firmemente que los dones que recibimos de Dios son gratuitos, y así deben ser compartidos sin esperar nada a cambio.

El pasaje bíblico que se refiere a dar gratuitamente lo que hemos recibido gratuitamente está en el Evangelio de Mateo, 10,8 Jesús les dice a sus discípulos:

"Sanen a los enfermos, resuciten a los muertos, limpien a los leprosos, expulsen a los demonios. Lo que han recibido gratis, denlo gratis."

Si, rezar una novena, especialmente por los difuntos, se alinea con el mensaje de Jesús en cuanto a compartir gratuitamente los dones que hemos recibido y llevar consuelo a los demás. Tomemos la oración como un acto de intercesión y amor desinteresado, y que se conecta profundamente con el mensaje de Cristo de servir y ayudar al prójimo.

Si tienes un don o un talento, compártelo con amor. Porque lo que Dios nos da, no tiene precio.

“Que el Señor nos bendiga y la Virgen nos proteja”

Tu amiga

Mirtha Villarroel de Rocha

 

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