“SI QUIERES PUEDES LIMPIARME” DEL EVANGELIO DE SAN MATEO 8,1-4

Cuando descendió Jesús del monte, le seguía mucha gente.

En esto se le acercó un leproso se arrodilló y le dijo: ¡Señor!, si quieres, puedes limpiarme.

Jesús extendió la mano y le tocó, diciendo: ¡Quiero!; queda limpio. Y enseguida quedó limpio de la lepra.

Entonces Jesús le dijo: Mira, no se lo digas a nadie; pero, para que conste, ve a presentarte al sacerdote   y entrega la ofrenda que mandó Moisés, para que les sirva de testimonio.

Reflexión

El leproso se acercó a Jesús con fe y humildad. No exigió ser sanado, sino que expresó su confianza en el poder y la voluntad de Jesús: "Señor, si quieres, puedes limpiarme." Esta actitud nos recuerda la importancia de acercarnos a Dios con humildad y fe, reconociendo su poder y soberanía en nuestras vidas.

La respuesta de Jesús fue inmediata y llena de compasión "Quiero; sé limpio." Jesús no sólo tiene el poder para sanar, sino que también muestra su disposición y amor para hacerlo. Esto nos anima a confiar en el amor y el poder de Jesús en nuestras dificultades y enfermedades.

Después de sanar al leproso, Jesús le instruye que se muestre al sacerdote y presente la ofrenda que ordenó Moisés. Esto muestra el respeto de Jesús por la Ley y las prácticas religiosas de su tiempo. Nos enseña la importancia de cumplir con nuestras responsabilidades y tradiciones, incluso cuando experimentamos milagros y bendiciones divinas.

Jesús le pide al leproso que no divulgue el milagro, sino que se muestre al sacerdote. Esto puede enseñarnos la importancia de la discreción y de dar testimonio de nuestras experiencias de fe de manera que glorifiquen a Dios y edifiquen a otros.

Aplicación Personal

En nuestras oraciones y peticiones, debemos acercarnos a Dios con humildad y confianza, reconociendo su soberanía y amor por nosotros.

Debemos confiar en que Jesús tiene tanto el poder como la voluntad de ayudarnos en nuestras necesidades y dificultades.

Aun cuando experimentamos la gracia de Dios, debemos cumplir con nuestras responsabilidades y tradiciones, demostrando respeto y obediencia.

 Es importante compartir nuestras experiencias de fe y bendiciones de manera que edifiquen a los demás y den gloria a Dios, siendo discretos y respetuosos cuando sea necesario.

Este pasaje nos invita a confiar en Jesús, a ser humildes en nuestras peticiones, y a vivir con fe y responsabilidad en nuestras acciones diarias.

¡Que el Señor nos bendiga y la Virgen nos proteja!

Tu amiga

Mirtha Villarroel de Rocha

 

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