“POR SUS FRUTOS LOS CONOCERÁN” DEL EVANGELIO DE SAN MATEO7,15-20

 Jesús dijo a sus discípulos:

Cuidado con los falsos profetas, que vienen a nosotros disfrazados de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces.

Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos?

Así, todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos.

No puede el buen árbol dar malos frutos, ni el árbol malo dar frutos buenos.

Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y echado en el fuego.

Así que, por sus frutos los conoceréis.

Esta metáfora subraya la importancia de los comportamientos y acciones como reflejo de la verdadera naturaleza y carácter de una persona, advierte a los creyentes sobre los falsos profetas, enseñando que la verdadera naturaleza de una persona o sus intenciones se pueden discernir observando sus acciones y los resultados de éstas, es decir, sus frutos. Un buen árbol se reconoce por los buenos frutos que produce, mientras que un mal árbol produce frutos malos, este pasaje nos invita a la autoevaluación y a la mejora continua. Nos insta a reflexionar sobre nuestras propias vidas, a reconocer nuestras fallas y a trabajar constantemente para mejorar y producir buenos frutos.

LA REFLEXION

En el Evangelio de Mateo puede abordarse desde diferentes ángulos, pero en general se centra en la autenticidad, la integridad y la evaluación de las acciones y comportamientos.

La importancia de ser auténticos y sinceros en nuestras acciones. Las apariencias pueden engañar, pero las acciones y los resultados de nuestras acciones revelan nuestra verdadera naturaleza. Esto nos invita a ser coherentes entre lo que decimos y lo que hacemos.

Jesús advierte sobre los falsos profetas, aquellos que aparentan ser justos y buenos, pero que en realidad tienen intenciones perjudiciales. Esto nos llama a ser sabios y discernir más allá de las apariencias. Debemos evaluar a las personas y sus enseñanzas no solo por lo que dicen, sino por lo que hacen y los resultados de sus acciones.

La metáfora del árbol y sus frutos también nos invita a reflexionar sobre nuestra propia vida y acciones. Nos cuestiona sobre qué tipo de frutos estamos produciendo y cómo nuestras acciones impactan a los demás. Nos recuerda que ser una buena persona implica actuar de manera justa y generosa, produciendo "buenos frutos" que beneficien a otros.

El pasaje menciona que los árboles que no dan buenos frutos son cortados y echados al fuego, lo que simboliza las consecuencias negativas de las malas acciones. Esto nos recuerda que nuestras acciones tienen consecuencias y que debemos esforzarnos por vivir de manera que nuestras acciones produzcan resultados positivos y constructivos.

La enseñanza de Mateo 7,15-20 nos insta a vivir una vida de integridad y autenticidad, a ser conscientes de nuestras acciones y a esforzarnos por producir frutos que reflejen una naturaleza buena y justa. Nos llama a ser discernientes, responsables y comprometidos con la mejora continua en nuestras vidas.

¡Que el Señor nos bendiga y la Virgen nos proteja!

Tu amiga

Mirtha Villarroel de Rocha

 

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