"NO DEN LO QUE ES SANTO A LOS PERROS, NI ARROJEN SUS PERLAS A LOS CERDOS”, DEL EVANGELIO DE SAN MATEO 7,6.12-14

El pasaje del Evangelio de Mateo contiene enseñanzas profundas que invitan a la reflexión sobre cómo debemos relacionarnos con los demás y cómo vivir nuestra fe de manera auténtica y compasiva.

En Mateo 7,6 Jesús dice: "No den lo que es santo a los perros, ni arrojen sus perlas a los cerdos, no sea que las pisoteen y se vuelvan contra ustedes para destrozarlos".

Este pasaje del Evangelio nos invita a reflexionar profundamente sobre cómo compartimos lo sagrado y lo valioso en nuestras vidas. La metáfora de no dar lo sagrado a los perros ni arrojar perlas a los cerdos es una llamada a discernir y valorar la pureza y la importancia de lo que compartimos.

En primer lugar, nos enseña a reconocer la sacralidad y el valor de ciertas cosas. Hay aspectos de nuestra vida, como nuestra fe, nuestros principios, donde debemos ser la fuerza dinámica del ejemplo para los hijos y los que nos rodean, y nuestras creencias que son sagrados y preciosos, deben ser tratados con respeto y reverencia. Compartir estos aspectos con aquellos que no los valoran o que podrían malinterpretarlos podría llevar a profanar su significado o despreciar su importancia.

En segundo lugar, el pasaje nos insta a discernir cuándo y cómo compartir lo que consideramos valioso. No se trata solo de proteger lo sagrado, sino también de ser sabios y estratégicos en nuestra comunicación y enseñanza. Es importante entender el contexto y la disposición de quienes nos rodean para no malinterpretar o despreciar lo que se ofrece.

En términos sencillos, Jesús nos está diciendo que debemos ser cuidadosos con lo que compartimos y con quién lo compartimos. Aquello que consideramos sagrado o valioso, como las enseñanzas espirituales profundas o los principios importantes, no siempre será comprendido o valorado por todos. Algunas personas pueden reaccionar negativamente, ridiculizarlo o incluso usarlo en nuestra contra.

Así que, al igual que no daríamos algo precioso a alguien que no lo aprecia o respeta, debemos discernir cuándo y con quién compartimos nuestras creencias más profundas o nuestras enseñanzas espirituales. Esto no significa excluir a nadie, sino ser conscientes de la manera en que podemos comunicar la fe de una manera que sea entendida y recibida de manera respetuosa y receptiva.

Es una invitación a compartir nuestra fe y valores con amor y discernimiento, sabiendo que cada persona tiene su propio camino y ritmo en la búsqueda espiritual.

En Mateo 7,12 Jesús presenta el conocido "mandamiento dorado": Así que, en todo, hagan ustedes para los demás lo que quieren que los demás hagan para ustedes; pues en esto consiste la Ley y los Profetas. Esta enseñanza resume la ética fundamental del amor y la justicia que debe guiar nuestras relaciones con los demás. Nos invita a tratar a los demás como queremos ser tratados, siendo compasivos, justos y generosos en nuestras acciones hacia ellos.

Finalmente, Jesús habla sobre el camino estrecho y el ancho: "Entren por la puerta estrecha. Porque ancha es la puerta y espacioso el camino que conduce a la perdición, y muchos entran por ella; pero estrecha es la puerta y angosto el camino que conduce a la vida eterna, y son pocos los que la encuentran". Esta imagen nos recuerda la importancia de elegir seguir el camino de la fe y la rectitud, aunque no sea fácil ni popular. Nos desafía a vivir conforme a los valores del Reino de Dios, que pueden ser contraculturales, pero nos conducen hacia la verdadera vida y la plenitud espiritual.

Este pasaje nos insta a discernir con sabiduría, a practicar el amor y la justicia en nuestras relaciones y a comprometernos con el camino de la fe, buscando siempre la voluntad de Dios en nuestras vidas.

¡Que el Señor nos bendiga y la Virgen nos proteja!

Tu amiga

Mirtha Villarroel de Rocha

 

 

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