¡FELIZ DÍA DEL SEÑOR!
ABRE TU BIBLIA Y LEE: DEL EVANGELIO DE SAN MARCOS 5,
21-43
“EL PODER DE LA
FE”
El
pasaje del Evangelio cuenta la historia de dos milagros realizados por
Jesús: la resurrección de la hija de Jairo y la curación de una
mujer con flujo de sangre que había sufrido durante doce años. Este
texto ofrece profundas lecciones sobre la fe y la esperanza. Aquí tienes una
reflexión sobre el poder de la fe basada en este pasaje.
Reflexión sobre el Poder
de la Fe
Entonces llegó
uno de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verlo, se arrojó a sus pies,
rogándole con insistencia. ¡Mi hija se
está muriendo!, ¡Ven a imponerle las manos, para que se sane y viva”!
La
historia de Jairo muestra cómo la fe debe sostenerse incluso cuando las
circunstancias parecen desalentadoras. Jairo, un líder de la sinagoga, busca la
ayuda de Jesús para su hija enferma. Mientras Jesús está en camino, reciben la
noticia de que la niña ha muerto. A pesar de la mala noticia, Jesús le dice a
Jairo: "No temas; cree solamente" (Marcos 5,36).
La
Fe que Busca y Toca a Jesús
Por otra parte, se encontraba entre la
multitud una mujer que desde hacía doce años padecía de hemorragia.
La
mujer que sufre de flujo de sangre se enfrenta a una enfermedad que la ha hecho
impura según la ley judía, dejándola aislada y marginada. Su sufrimiento es
prolongado, y la esperanza parece lejana. Sin embargo, su fe no se quiebra.
Ella busca a Jesús entre la multitud y, convencida de que sólo tocando el manto
de Jesús podría ser sanada, actúa con determinación y valentía.
Este
acto de fe muestra que la verdadera fe no se limita a palabras o creencias
pasivas, sino que se manifiesta en acciones concretas. La mujer no se deja
desanimar por la multitud o las barreras sociales; en cambio, su fe la impulsa
a acercarse a Jesús con la esperanza de un milagro. Esta acción de tocar el
manto revela una fe activa, persistente y desesperada por la curación.
La
fe en momentos de desesperación es decisiva. Jairo enfrenta la pérdida de
esperanza, pero Jesús lo anima a mantener su fe. Este acto de confianza en
Jesús, incluso ante la muerte, muestra cómo la fe puede superar la
desesperación y la duda. Jesús luego realiza el milagro de resucitar a la niña,
demostrando que la fe en Él puede superar incluso las situaciones más
desesperadas.
Simultáneamente,
Jesús responde inmediatamente al toque de la mujer. Aunque la multitud lo
aprieta por todas partes, Él siente que ha salido poder de Él. Jesús no solo
reconoce la curación, sino que también se dirige a la mujer para confirmarla y
afirmar su fe. Él le dice: "Hija, tu fe te ha sanado; vete en paz
y queda sana de tu enfermedad" (Marcos 5,34).
Este
encuentro destaca que Jesús no ve la curación solo como un acto de poder, sino
también como una manifestación de la fe verdadera. Jesús valora la fe de la
mujer y le da un reconocimiento especial. Esto subraya que la fe genuina tiene
el poder de alcanzar a Dios y recibir su intervención divina.
La Transformación a Través de la Fe
Ambas
historias ilustran cómo la fe en Jesús transforma vidas. Jairo y su familia
experimentan la restauración y el gozo. La mujer es sanada y restaurada a la
comunidad. La fe no solo trae sanación física, sino también una restauración
emocional y espiritual. La fe en Jesús ofrece una nueva perspectiva y una nueva
realidad.
El
poder de la fe en el Evangelio de Marcos revela que la fe genuina es activa,
persistente y capaz de recibir milagros. La fe en Jesús no solo nos acerca a su
Poder, sino que también nos transforma, nos restaura y nos da paz. En tiempos
de sufrimiento y desesperación, especialmente cuando tenemos en casa un enfermo
o enferma que parece que la vida se escapa de las manos, el llamado es mantener
nuestra fe y buscar a Jesús con la confianza de que Él puede intervenir y
cambiar nuestras circunstancias. Pidamos con esa fortaleza que sólo la fe nos
ofrece a través de Jesús, que no solo es la curación física, sino una profunda
restauración espiritual y emocional, demostrando que, en Él, incluso lo
imposible puede hacerse posible.
¡Que
el Señor nos bendiga y la Virgen nos proteja!
Tu amiga
Mirtha Villarroel de
Rocha
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