LA FE NO
NACE DE LOS MILAGROS O DE LA VISIÓN OCULAR, SINO DEL DON DE DIOS QUE SE NOS
REVELA.
La fe cristiana no se basa únicamente en la
observación de milagros o experiencias visuales, sino que es un don de Dios que
se nos revela. La fe es un regalo divino que nos permite comprender y aceptar
la verdad revelada por Dios a través de Jesucristo y su Palabra.
La fe cristiana se fundamenta en la revelación de
Dios, que se nos ha dado a conocer a lo largo de la historia a través de las
Escrituras, la tradición y la experiencia personal de la comunidad de
creyentes. La fe es un acto de confianza y entrega a Dios, basado en su
fidelidad y amor hacia nosotros.
Aunque los milagros y las manifestaciones
sobrenaturales pueden fortalecer nuestra fe y confirmar la presencia divina, no
son el fundamento último de nuestra creencia. Incluso en ausencia de señales
visibles, el Espíritu Santo obra en nuestros corazones para abrir nuestros ojos
espirituales y revelarnos la verdad de Dios.
La fe es, por lo tanto, un acto de gracia divina que nos capacita para ver y entender la realidad desde una perspectiva espiritual, permitiéndonos confiar en Dios y en su promesa de salvación. Es un don que transforma nuestra vida, nos lleva a una relación íntima con Dios y nos impulsa a vivir de acuerdo con sus enseñanzas y propósitos.
La fe cristiana es un don de Dios que se nos revela y que nos capacita para creer en su Palabra y confiar en su amor y providencia, más allá de lo que podamos ver u observar con nuestros ojos físicos. Es un acto de entrega y confianza que nos conecta con la realidad más profunda y trascendente de la existencia: la presencia amorosa de Dios en nuestras vidas.
¡Que el Señor nos bendiga y la Virgen nos proteja!
Tu
amiga
Mirtha
Villarroel de Rocha
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