¡FELIZ DÍA DEL SEÑOR!
ABRE
TU BIBLIA Y LEE: Jn 20,19-31
¡CREER SIN VER!
Este pasaje del Evangelio de Juan presenta varias
reflexiones significativas:
Los discípulos experimentan un encuentro transformador
con Jesús después de su resurrección. A pesar de que están encerrados por
miedo, Jesús se presenta en medio de ellos, brindándoles paz y mostrándolas sus
manos y costado, signos de su crucifixión. Este encuentro les llena de alegría
y fortaleza, renovando su fe y confianza en él.
Tomás representa la figura del escéptico que necesita
evidencia tangible para creer. Su incredulidad muestra la lucha entre la razón
y la fe. Sin embargo, Jesús no reprende a Tomás por su duda, sino que le invita
a experimentar la realidad de su resurrección. Esta interacción resalta la
compasión de Jesús hacia aquellos que luchan con la fe y la importancia de
encontrar respuestas a nuestras preguntas y dudas.
Jesús pronuncia una bienaventuranza sobre aquellos que
creen en él sin haberlo visto físicamente. Esta declaración resalta la
importancia de la fe como un acto de confianza y entrega, incluso en ausencia
de pruebas visibles. La fe no se basa únicamente en lo que vemos, sino en una
relación personal con Jesús que trasciende lo material y nos lleva a una profunda
convicción de su realidad y amor.
Jesús realizó muchos otros milagros que no están
registrados en los Evangelios, pero aquellos que fueron registrados tienen un
propósito específico: revelar la identidad de Jesús como el Cristo, el Hijo de
Dios, y fortalecer la fe de quienes leen y creen en las Escrituras. Este pasaje
nos invita a reflexionar sobre el valor de las Escrituras como testimonio de la
obra de Dios en el mundo y su poder transformador en nuestras vidas.
FIESTA
DE LA DIVINA MISERICORDIA
SE
CELEBRA EL PRIMER DOMINGO DESPUÉS DE LA PASCUA (HOY)
El Día de la Divina Misericordia es una celebración en
la Iglesia Católica que se lleva a cabo el primer domingo después de la Pascua.
Esta festividad fue instituida por Santa Faustina Kowalska, quien afirmó haber
recibido de Jesucristo en la década de 1930, el mensaje que promoviera la
devoción a la Divina Misericordia y que abogara por la institución de una
fiesta especial en honor a esta misericordia. Después de un largo proceso de
discernimiento, la Iglesia Católica reconoció oficialmente la autenticidad de
las revelaciones y aprobó la devoción a la Divina Misericordia.
En 2000, el Papa Juan Pablo II, quien tenía un
profundo afecto por la devoción a la Divina Misericordia, canonizó a Santa
Faustina y declaró el segundo domingo de
Pascua como el Domingo de la Divina Misericordia. Según la fe católica,
esta festividad conmemora la misericordia de Dios hacia la humanidad,
especialmente destacada en la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo.
La devoción a la Divina Misericordia se centra en la
creencia en la misericordia infinita de Dios hacia la humanidad pecadora. Se
basa en el mensaje central de que, sin importar cuán grande sea el pecado de
una persona, siempre puede recurrir a la misericordia de Dios arrepintiéndose
sinceramente. El mensaje fundamental de la devoción a la Divina Misericordia es
la confianza en la bondad y la compasión de Dios.
Los fieles católicos recitamos a las tres de la tarde la
Coronilla de la Divina Misericordia, que es una oración especial usando las cuentas del rosario. También se anima a los creyentes a participar en la confesión
sacramental y a recibir la Sagrada Comunión en este día, con la promesa de la
remisión total de los pecados y la purificación del alma. Como también se
caracteriza por actos de caridad y compasión hacia los demás, reflejando así el
amor misericordioso de Dios en la vida cotidiana.
¡Que el Señor nos bendiga y la Virgen nos proteja!
Tu
amiga
Mirtha
Villarroel de Rocha
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