SIGAMOS PERMANECIENDO EN EL CAMINO TRAZADO DURANTE LA SEMANA SANTA.
JUEVES SANTO:
ABRE TU BIBLIA Y LEE: Juan
13,1-15: "Un mandamiento nuevo os doy: que os améis unos a otros; como yo
os he amado”. En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tenéis amor
los unos por los otros."
Se
levantó de la cena, se quitó su manto y, tomando una toalla, se la ciñó. Luego
echó agua en una jofaina y comenzó a lavar los pies de los discípulos y a
secárselos con la toalla que tenía ceñida."
En
el relato de Juan, vemos a Jesús, el Hijo de Dios, tomando una posición humilde
y sirviendo a sus discípulos al lavarles los pies. Este gesto sorprendente y
conmovedor muestra el amor incondicional de Jesús y su disposición a humillarse
a sí mismo por el bien de los demás. Nos enseña que el verdadero liderazgo está
en el servicio, y que la grandeza no se encuentra en el poder o la posición,
sino en el servicio desinteresado a los demás.
Al mismo tiempo, la institución de la Eucaristía en la Última Cena nos recuerda el sacrificio supremo de Jesús por la humanidad. El pan y el vino se convierten en su cuerpo y su sangre, que son entregados por la redención de los pecados del mundo. Este acto establece la comunión entre Cristo y sus seguidores, invitándonos a participar en su sacrificio y a ser uno con Él.
El Jueves Santo es un día tan solemne, porque no solo se conmemora el lavatorio de los pies, sino la Última Cena de Jesús con sus discípulos donde instituyó la Eucaristía y el Sacerdocio. Por la noche, se celebra la Misa de la Cena del Señor, que culmina con la procesión del Santísimo Sacramento y la adoración eucarística. Este aspecto es fundamental en la vida de la Iglesia, ya que los ministros ordenados, especialmente los sacerdotes, continúan la obra de Jesús de amor y servicio, guiando y nutriendo a su pueblo en el camino de la fe, que Jesús inició durante su ministerio terrenal.
La
institución del sacerdocio tiene sus raíces en la elección de los doce
apóstoles por parte de Jesús, a quienes confió la tarea de enseñar, guiar y
pastorear a su pueblo. En el contexto del Jueves Santo, vemos cómo Jesús les da
a sus discípulos la autoridad de llevar a cabo el sacramento de la Eucaristía y
les encomienda el mandato de hacer esto en memoria suya. Esta acción no solo
establece el sacramento mismo, sino que también instituye el sacerdocio
ministerial, que tiene como tarea principal preservar y celebrar los misterios
sagrados de la fe cristiana.
Los
sacerdotes, como sucesores de los apóstoles, son llamados a seguir el ejemplo
de Jesús como servidores humildes y amorosos de la comunidad. A través de su ordenación, reciben el poder
de administrar los sacramentos, predicar la Palabra de Dios, perdonar los
pecados y pastorear al pueblo de Dios. En este sentido, el sacerdocio es
una continuación del ministerio de Cristo en la tierra, donde los sacerdotes
actúan en la persona de Cristo para llevar a cabo su obra salvadora en el
mundo.
Que en este día santo podamos renovar
nuestra gratitud por el don del sacerdocio y orar por todos los sacerdotes,
para que sean fieles servidores del Evangelio y testigos del amor de Cristo en
el mundo.
En
este Jueves Santo, podemos reflexionar sobre el ejemplo de humildad y servicio
de Jesús y renovar nuestro compromiso de seguir sus enseñanzas. Podemos
examinar cómo podemos imitar su amor desinteresado y su disposición para servir
a los demás en nuestras propias vidas.
También
podemos acercarnos a la Eucaristía con un corazón abierto y agradecido,
reconociendo el sacrificio de Jesús y recibiendo su gracia y amor
transformadores.
Que
este Jueves Santo sea un momento de profunda reflexión, renovación espiritual y
conexión con el amor sacrificial de Jesús. Que podamos seguir sus pasos con
humildad, amor y servicio hacia nuestros semejantes, llevando su luz al mundo
en cada acción que emprendamos.
¡Que el Señor nos bendiga y la Virgen nos proteja!
Tu
amiga
Mirtha
Villarroel de Rocha
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