¿QUIÉN
PUEDE Y QUIÉN NO DEBE COMULGAR?
¿POR
QUÉ UNA PERSONA DIVORCIADA NO PUEDE COMULGAR?
La Iglesia
Católica, también conocida como la Iglesia Católica Apostólica Romana, es una
de las denominaciones cristianas más grandes y antiguas del mundo. Con sus Doctrina
y creencias, la Iglesia Católica se basa en la Santísima Trinidad (Padre,
Hijo y Espíritu Santo) y en la enseñanza de Jesucristo como el Hijo de Dios y
Salvador del mundo. Su Jerarquía, encabezada
por el Papa, quien es considerado el líder espiritual y la máxima autoridad en
la Iglesia Católica. Los Sacramentos como el Bautismo, la Confirmación, la
Eucaristía (Comunión), la Penitencia (Confesión), la Unción de los Enfermos, el
Matrimonio y el Orden Sagrado. El Culto y liturgia, rica tradición litúrgica que incluye la celebración de la Misa, que es el
culto central para los católicos. Como la Doctrina social, que enfatiza
la justicia social, la dignidad de la persona humana, la solidaridad y el
cuidado de los más necesitados.
En
la Iglesia Católica:
Quiénes pueden comulgar: Por lo general, los católicos que han sido bautizados, han recibido la
Primera Comunión y están en estado de gracia (sin pecados mortales no
confesados) pueden recibir la comunión. También se espera que ayunen durante
una hora antes de comulgar, excepto en casos de enfermedad.
Quiénes no deben comulgar: Aquellos que no son católicos, no han sido bautizados, o no están en
estado de gracia (debido a pecados mortales no confesados) no deben comulgar
según la enseñanza católica. Además, si una persona está en un estado público
de pecado (por ejemplo, un matrimonio no canónico o un divorcio sin anulación)
o si ha recibido una excomunión, no debe comulgar.
La cuestión de si una persona divorciada puede o no
comulgar está relacionada con la doctrina y las enseñanzas de la Iglesia sobre
el matrimonio y la comunión. La Iglesia Católica considera el matrimonio como
un sacramento y una unión indisoluble entre un hombre y una mujer. Esta
creencia está fundamentada en la enseñanza de Jesucristo sobre el matrimonio en
el Evangelio.
Aquí
hay algunas razones por las que una persona divorciada podría enfrentar
restricciones para comulgar en la Iglesia Católica:
La
indisolubilidad del matrimonio: La Iglesia Católica enseña que el matrimonio es un
sacramento que une a un hombre y una mujer de manera indisoluble. Esto
significa que, según la doctrina católica, un matrimonio válido no puede ser
disuelto por el divorcio civil. Si una persona se divorcia civilmente y luego
se casa nuevamente sin haber obtenido una anulación de su matrimonio anterior,
la Iglesia Católica considera que está en una situación de
"adulterio" en su segundo matrimonio, ya que el primer matrimonio aún
se considera válido.
Reconciliación
y anulación: Para que una persona divorciada pueda comulgar en la Iglesia Católica,
generalmente se espera que busque la reconciliación con la Iglesia y, si es
necesario, una anulación de su matrimonio anterior. La anulación es un proceso
en el que la Iglesia determina que un matrimonio válido no existió desde el
principio debido a ciertas circunstancias que lo hacían inválido. Una vez que
se obtiene una anulación, la Iglesia considera que la persona puede casarse
nuevamente en la Iglesia y recibir la comunión.
Estado
de gracia: La Iglesia
Católica enseña que una persona debe estar en estado de gracia, es decir, libre
de pecados mortales no confesados, para poder recibir la comunión de manera
adecuada. Si una persona está en un segundo matrimonio sin haber obtenido una
anulación del primer matrimonio, la Iglesia podría considerar que está en un
estado público de pecado (adulterio), lo que podría impedir la recepción de la
comunión.
Es importante tener en cuenta que las políticas y
las prácticas pueden variar en diferentes diócesis y bajo la dirección de
distintos líderes eclesiásticos. Por lo tanto, si una persona divorciada desea
comulgar en la Iglesia Católica, generalmente se recomienda que consulte con un
sacerdote local o un asesor religioso para obtener orientación específica y
entender cómo estas normas se aplican en su situación particular.
¡Que el Señor nos
bendiga y la Virgen nos proteja!
Tu amiga
Mirtha
Villarroel de Rocha
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