UNA PERSONA SIEMPRE TIENE LA LIBERTAD PARA PECAR O AMAR A DIOS
En el orden natural, vemos cómo las malas hierbas pueden afectar negativamente el crecimiento y desarrollo de las plantas cercanas, absorbiendo recursos y limitando su potencial. En un sentido espiritual, esta analogía puede aplicarse de manera metafórica.
En el ámbito
espiritual, las "malas hierbas" podrían representar a personas
negativas o situaciones que intentan influirnos de manera perjudicial,
desviándonos de nuestro camino de bien y virtud. Pueden ser tentaciones, malas
compañías o incluso nuestras propias debilidades y defectos.
Sin embargo,
la esencia de la libertad radica en que siempre tenemos la capacidad de elegir
cómo responder a las circunstancias que nos rodean. Aunque enfrentemos
influencias negativas, siempre podemos optar por actuar de manera justa,
amorosa y en consonancia con lo que consideramos correcto y en armonía con
Dios.
Esta
libertad de elección es fundamental, ya que nos da la
oportunidad de crecer, aprender y fortalecernos en nuestra fe. Dios nos ha
otorgado el libre albedrío para que podamos tomar decisiones, y esta libertad
implica la posibilidad de errar, pero también la de redimirnos y mejorar.
Es
importante recordar que debemos recorrer un camino de auto-disciplina y
discernimiento, donde debemos cultivar la virtud, el amor y el respeto hacia
los demás. Si bien no podemos controlar completamente las influencias negativas
que nos rodean, podemos desarrollar la fortaleza interna y la sabiduría para
enfrentarlas con integridad y mantenernos fieles a nuestros valores y
creencias.
En última
instancia, el hecho de que siempre tengamos la libertad de elegir amar a Dios y
obrar el bien es una muestra del amor y la confianza que Dios tiene en nosotros
como seres humanos. Es recordarnos que, incluso en medio de las dificultades y
tentaciones, podemos encontrar la fuerza para seguir el camino de la bondad y
la verdad.
“Que
el Señor nos bendiga y la Virgen nos proteja”
Tu amiga
Mirtha
Villarroel de Rocha
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