QUERIDO Y AMADO GRUPO “CENTINELAS DEL DIVINO NIÑO”

 Queridas y queridos integrantes  del grupo:

Hoy quiero dirigirme especialmente a aquellos que, por diversas razones, han adoptado un papel más pasivo en nuestra devoción al Divino Niño. Entiendo que cada uno tiene sus circunstancias y compromisos, pero quiero recordarles la importancia de impulsar y avivar nuestro ánimo en esta hermosa devoción.

El Divino Niño es un símbolo de amor, esperanza y misericordia. Su enseñanza y ejemplo nos invitan a acercarnos a Dios con corazones abiertos y confiados. En su infancia, nos mostró la importancia de la oración, la humildad y el amor hacia los demás. Siguiendo su ejemplo, podemos encontrar la paz y la alegría en nuestras vidas.

Cada uno de ustedes tiene un papel único en este grupo y en la transmisión de esta devoción a las futuras generaciones. Su participación activa puede marcar la diferencia en la vida de aquellos que aún no han descubierto el amor del Divino Niño. Recuerden que no importa cuán pequeño o grande sea su contribución, cada acto de fe y amor cuenta.

Les animo a que se involucren más en nuestras actividades y eventos. Acompáñennos en la celebración de la Santa Misa este 20 de julio y compartan la alegría de confraternizar con los demás integrantes del grupo. No subestimen el poder de la Eucaristía y el apoyo mutuo en el camino de la fe.

También les invito a que se acerquen a aquellos miembros del grupo que han sido inspiración para ustedes. Escuchen sus testimonios y aprendan de su dedicación y compromiso. Su experiencia puede encender esa chispa de entusiasmo en sus corazones.

Recuerden que la devoción al Divino Niño no se limita a una sola celebración al año. Mantengan viva la llama de la oración y la adoración en su vida diaria. Dediquen un tiempo especial para conectarse con el Divino Niño, ya sea a través de la lectura de los evangelios, la meditación o la participación en las actividades que se realizan durante el año

Confío en que cada uno de ustedes tiene un lugar especial en esta devoción, y su presencia activa puede ser una fuente de inspiración para los demás. Juntos, podemos continuar transmitiendo de generación en generación la palabra de Jesús en su infancia, para que más personas puedan encontrar consuelo y esperanza en su amor.

Que la Virgen Santísima y el Divino Niño les bendigan y les den la fortaleza y el entusiasmo para mantener viva esta hermosa devoción. 

¡Adelante, queridas hermanas y hermanos, avancemos juntos en fe y amor hacia el Divino Niño!

Con cariño y mis oraciones,

Mirtha Villarroel de Rocha  

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