"TODOS SOMOS IGLESIAS Y NUESTRA FUERZA RADICA EN ESTAR UNIDOS”.
Día 23. En tiempos de persecución, seamos una voz unificada de amor, paz y justicia.
En tiempos de persecución, es crucial recordar que todos somos iglesias
y que nuestra fuerza radica en estar unidos. Independientemente de nuestras
diferencias doctrinales o prácticas, compartimos una fe común y la convicción
de seguir a nuestro Señor Jesucristo y Salvador.
La historia
está llena de momentos en los que la Iglesia ha enfrentado la persecución.
Desde los primeros cristianos en el Imperio Romano hasta las comunidades
actuales, que luchan por su libertad religiosa en diferentes partes del mundo,
hemos aprendido que la unidad es fundamental para superar estos desafíos.
En momentos
de persecución, nuestras diferencias se vuelven insignificantes en comparación
con la lucha compartida por nuestra fe y nuestra existencia misma. Es en esos
momentos cuando debemos recordar que todos somos iglesias, parte de un solo
cuerpo de creyentes, llamados a amarnos mutuamente y apoyarnos sin importar
nuestras divergencias.
La
persecución puede tomar muchas formas: desde
la discriminación social y la postergación, hasta la violencia física y la
opresión legal. Pero, sea cual sea la forma que tome, nuestro llamado como
iglesias es permanecer unidos en la fe y en el amor de Cristo.
Es en estos
momentos de persecución cuando debemos recordar las palabras de Jesús, quien
dijo: "En el mundo tendréis
aflicción, pero confiad, yo he venido al mundo". Es en Él, que encontramos consuelo y fortaleza
para seguir adelante. Juntos, como iglesias unidas, podemos enfrentar cualquier
desafío que se nos presente.
Es vital que
nos apoyemos mutuamente, orando los unos por los otros, compartiendo nuestras
experiencias y conocimientos, y brindando consuelo y aliento en momentos de
dificultad. Al estar unidos, podemos hacer frente a la persecución con valentía
y perseverancia, confiando en que Dios está con nosotros y que Su propósito
prevalecerá.
Recordemos
que nuestra fe es más fuerte cuando estamos unidos. No permitamos que las
diferencias doctrinales o las interpretaciones nos dividan en momentos críticos.
Juntos, como iglesias unidas, somos un testimonio vivo del poder del amor de
Dios y de la esperanza que encontramos en Él.
En tiempos de persecución, seamos una voz unificada de amor, paz y
justicia. Que nuestra unidad sea un faro de esperanza para aquellos
que están siendo perseguidos y una inspiración para todos los creyentes. Todos
somos iglesias y juntos, en la unidad, podemos enfrentar cualquier adversidad y
prevalecer en la fe.
“Que el Señor nos bendiga y la Virgen nos
proteja”
Tu amiga
Mirtha
Villarroel de Rocha
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