EL QUE SE HUMILLA SERÁ ENALTECIDO

 LEE: Lc 18,9-14

Ante Dios y ante los demás, no  valen las apariencias, ni las comparaciones con otros, sino la más profunda verdad de cada uno. La parábola del fariseo y el publicano trata la cuestión de la oración y de la relación con Dios. Reconocernos pecadores y a partir de ese momento tomamos conciencia de nuestro mal y pedimos perdón. 

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