MES DE MAYO. DÍA 19

 

DIA 19: Media Ave María y bastará

Vallejo Nájera, famoso psiquiatra, días antes de morir recordaba divertido y emocionado esta conversación con un torero famoso llamado Miguel, buen amigo suyo. Miguel no practicaba como cristiano, y Vallejo trataba de ayudarle para que volviera a Dios antes de morir, pues el torero, por falta de formación, vivía alejado de Dios.

Decía Vallejo: "No digas que no has blasfemado. Pero como eso es una anormalidad y yo, como psiquiatra, me doy cuenta de los traumas de infancia que te han podido llevar a esa aberración, creo que Dios, que es mucho más listo que yo, no te lo va a tener en cuenta. Y con tus muchos disparates será benévolo, porque sabe que eres un disparatado. Te ha hecho con este vigor y vitalidad que no se encauzó bien; has aprendido a leer entre los cuernos de los toros, porque te tuvieron desde los catorce años explotándote para torear.

Mira Miguel, le dije, no te voy a pedir que cambies de vida, no te voy a pedir que dejes de beber... Sigue como estás ahora, que estás hecho un desastre, pero te voy a decir una cosa. Yo sé que me voy a morir muy pronto y Dios me ha dado la gracia de recobrar mi fe de la infancia, la misma que tuviste tú, porque tu madre la tenía, y te la enseñó, y tus hermanas la siguen teniendo. No te voy a pedir que vayas de ejercicios. Sólo que le digas a la Virgen: Virgen mía, ayúdame a entrar. Dios mío, perdóname. Y te va a bastar con eso, porque la Virgen te escuchará. Miguel se quedó muy conmovido...  Mira, Miguel, le dije, vas a rezar conmigo media Avemaría, sólo la segunda parte. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores... Que tú lo eres de narices... Ahora y en la hora de nuestra muerte, amén. Hazme un favor, júrame que esa Avemaría la vas a rezar todas las noches. Yo no juro, me dijo él, yo prometo, y te lo prometo. Pero, como es muy cabezota y nunca quiere dar su brazo a torcer, añadió: Te la rezaré a ti y como si fuera un jolgorio. Me da igual, le dije yo, tú rézala cuando te acuerdes de mí y bastará.

¡María, eso sí que es acertar en el modo de ayudar a un amigo! Yo te acercaré a mis amigos y Tú haces el resto, ¿de acuerdo?

Me puse a pensar en época de Pandemia donde las actividades humanas y a todo nivel, el mundo se vio confundido ante la oleada del virus del COVID-19, la  regresión fue palpable, incluyendo las actividades educativas, deportivas, o  religiosas, en esta última, la gente no asistía a la Celebración de la Santa Misa, no recibía la Comunión, todo era visto y escuchado por televisión u otro medio informático- El rezo del Rosario que se solía hacer en grupos de oración, para compartir con familias y enfermos se vio menguado, se puede decir que hasta las obras de caridad también fueron restringidas, por temor al contagio del Coronavirus y la entrada en cuarentenas. Todo se volvió virtual, pero pasando un poco esa crisis sanitaria, se vuelve a las actividades presenciales, pero ahí, entró la inercia de los católicos, seguir quedándose en casa por mayor comodidad, o diversos factores. 
Pero no todo fue negativo, al margen de muchas pérdidas humanas y el llanto de familiares ante el fallecimiento de un ser querido, la pandemia dio lugar, a que la solidaridad fluyera de cada una de las personas, que sin conocerse, extendieran sus manos hacia su prójimo, se sintió mayor fraternidad, mayor acercamiento familiar y por qué no decir, más unión espiritual. 
Por otra parte la tecnología nos puso a mano un aprendizaje novedoso e inmediato, con plataformas que jamás, personas mayores como yo, teníamos conocimiento, como por ejemplo el ZOOM u otros, estos enlaces abrieron la oportunidad para que se formaran grupos de oración, se rezara más, pidiendo porque pronto los científicos descubrieran una vacuna contra el virus, e irónico a la fecha, mucha gente rehúye a la vacunación, al extremo que éstas, se echen a perder. Pero la oración o seguimiento en el rezo del Santo Rosario hasta el momento, se han mantenido las reuniones espirituales, y se llega a un amigo (a) o familiar, ya sea por estos escenarios de WhatsApp, Facebook, o Zoom, traspasando fronteras y no  conocemos ni el lugar ni la persona, pero nos llamamos hermanos...Y te seguimos rezando ¡Madre Santísima!, porque  Dios nos ha dado la gracia de recobrar nuestra fe, infundida desde la infancia.        

Ahora puedes seguir hablando a María con tus palabras, comentándole algo de lo que has leído

Adaptado del texto escrito por José Pedro Manglano Castellary (Sacerdote)



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