¡ QUIEN GUARDA MI PALABRA NO MORIRÁ PARA SIEMPRE !
LECTURA Y REFLEXIÓN
LEE: Jn 8,51-59
A los judios les costaba entender toda la enseñanza, lo que Jesús les hablaba, la información que les daba, porque desconocían la realidad y estaban en otra dimensión con las cosas de la tierra. Ellos no sabían que Jesús nació por obra del Espiritu Santo, no sabían que nació en Belén de las entrañas de la Virgen Maria sin concurso de varón. Y así nos pasa a nosotros, que amamos lo que vemos, lo que se constata y las cosas de Dios las dejamos porque son dificiles de entender. Y nos preguntamos muchas veces por qué vino la pandemia, por qué no salió pronto la vacuna y se evitaba que mucha gente muriera, por qué no interviene Dios en está guerra injusta contra Ucrania, donde se han perdido muchas vidas humanas. Es porque estamos en las cosas de la tierra, pues, no nos hemos propuesto entrar al conocimiento de la Palabra de Dios y cuando comenzamos a hacerlo, decimos "yo no entiendo esto". Pero si cada día comenzamos a leer la Biblia un poquito, otro día, aumentamos otro poco, hasta acostumbrarnos y el Señor nos deja claro, que tenemos que trabajar en el conocimiento para comprender la Sagrada escritura y para eso hay que estudiarla, hay que practicarla empoderarse de ella, hay que orar mucho y también perseverar.
Esto lo tenemos que hacer a diario para entender, sino va a ser difícil, porque la Palabra de Dios exige esfuerzo, trabajo, exige romper esquemas mentales antiguos como la aplicación de 600 preceptos, para hacer uno solo, el esquema mental del amor a Díos, porque es la única ley con trascendencia que necesitamos para formar una vida nueva.
Practiquemos la Palabra de Dios, entendamos ese lenguaje de Jesús que muchas veces lo hallamos confuso. Pero debemos convencernos que la Palabra de Dios es un tesoro, es lo más valioso, que no todo el mundo puede encontrarlo y las palabras de Jesus " Quien guarde mi palabra no sabrá lo que es morir para siempre ". Esa es la fe del Cristiano, leer,practicar llegar al conocimiento pleno, que por más que dejemos este mundo, nos velen y nos entierren, ya sabemos que polvo somos y al polvo volveremos, es esa materia la que se pudre, pero tenemos la certeza que resucitaremos, porque creemos en la resurrección de los muertos.
Nuestro propósito de hoy, sacar del librero nuestra Biblia, desempolvarla, comenzar a leerla y que sea de aquí en adelante, la Palabra de Dios grabada en nuestro corazón. Eso quiere hacer el Señor con nosotros, que aprendamos su Palabra.
¡Nos acercamos al Triduo Pascual!
A prepararse con la confesion.
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