¿ ES QUE DE GALILEA VA A VENIR EL MESÍAS?

 LECTURA Y REFLEXIÓN 

LEE: Jn 7, 40-53

La Palabra de Dios es la lámpara que se enciende hoy y todos los días. Y podemos preguntanos: ¿Qué quiere Dios de nosotros?

El Señor en esta Cuaresma sigue reclamando nuestra conversión, ese es el tema principal del tiempo Cuaresmal. Dios intenta de una u otra manera para  decirnos; no endurezcan su corazón, ¡conviértanse!. 

Él mandó el diluvio a través de Noé  para que creyésemos en Él. Habló a través de los profetas y no le creyeron. Al final, mandó a su propio Hijo que viene al pueblo de Israel, el pueblo que lo conoció y tuvo experiencia de Dios, tampoco lo quisieron escuchar, no creyeron en Él. Y lo mataron a la par de dos delincuentes.

Hoy en tu tiempo  y en mi época, la edad que tengamos, debo preguntarme: ¿Soy esa persona que hago oidos sordos a su Palabra? ¿Soy aquel que intenta quitármelo de encima, porque tanto me refriega para cambiar mi vida? Cuando tengo que decidir entre  Dios y los afanes de mi corazón, los placeres o las conveniencias  que son pasajeros.

Los fariseos, los sumos sacerdotes estaban aferrados a la ley, a la palabra de los profetas y no les convenía escuchar el mensaje de Jesús y por eso lo querían silenciar, lo mismo hicieron con Juan el Bautista que los abochornó con su voz que clama en el desierto y encendió la luz profética para los que no andaban bien. También Jesús enciende esa luz en medio del pueblo de Israel que andaba en la oscuridad, pero fueron muy apegados a la ley y no quisieron escuchar la voz de Dios, la voz del autor de la vida. ¿Soy esa persona que me baso sólo en los preceptos y transformo la voz de Dios en legalidad?

Hoy es un día especial que debe inquietarnos, porque seguir a Díos, escuchar su Palabra día a dia, ponerla en práctica, salir del anonimato haciendo escuchar mi voz, siendo efecto multiplicador con el evangelio y mi testimonio de vida, es muy dificil, porque eso significa, no tener miedo para hablar de Dios, para romper ese círculo que cada uno tiene y anda mal y tememos que nos critiquen o se burlen de nuestro cambio radical, cuando nos hemos decidido también proclamar su verdad.

Papa Francisco nos pide en estos últimos tiempos de la Iglesia,  una Iglesia en salida, una Iglesia que salga de lo incógnito, que enfrentemos al mundo actual. No permanecer con nuestra FE sin transmitirla.

 Es preciso que nos vean como Iglesia con el mismo traje, adentro y afuera predicando el Evangelio, buscando nuestra conversión, así como la  de otros, cumpliendo con las Obras de Misericordia, rechazando y sepultando el pecado.

No olvidemos que estamos cerca para entrar a la Semana fuerte de la SEMANA SANTA. 

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