CÓMO SER SOLIDARIOS EN TIEMPOS DE EMERGENCIA SANITARIA
TOQUE ESPIRITUAL
Cúanta tristeza sentimos al escuchar las noticias, que dejan en claro, que los sistemas de urgencia en esta pandemia aplican la fórmula humana para decidir quién vive y quién muere. El COVID - 19 ha roto todo esquema social que manifiesta nuestra unión familiar, de amistad, de fraternidad, cariño, ya no hay abrazos, tampoco besos, según algunas culturas, como la nuestra por ejemplo.
En estos tiempos de Pandemia tan inciertos, de tantas convulsiones, vemos de una forma osada la vulnerabilidad como personas, quedó al descubierto ante el COVID-19 nuestras debilidades como ser humano.
Este virus tomó a todo el mundo desprevenidos, llevándose indolente a muchos seres queridos, sin nombres ni apellidos, sin velatorio ni Misas de cuerpo presente, tan sólo un concepto matemático que expresa una cantidad con relación a la unidad de cómputo y en ese mismo numero, quedan familias destrozadas, temerosas y desesperadas.
Son momentos muy difíciles, pero a pesar de ello, el coronavirus nos ha llevado a actuar por el bien propio y el bien común, quedándonos en casa, pasar una cuarentena de un centenar de días hasta el rígido encapsulamiento para beneficio propio y de la sociedad en su conjunto.
Todos somos co-responsables ante la crisis sanitaria. Tanto de los que se encuentran trabajando en primera fila, como de aquellos que sientan vacío por la ausencia de actividad prosocial.
El simple cumplimiento de las recomendaciones de salud pública, supone un ejercicio de ejemplaridad para combatir el virus.
A partir de aquí, tenemos un camino amplio para actuar con espíritu de solidaridad, porque hemos descubierto que tenemos muchas alternativas para accionar en favor de nuestros hermanos. Y nos hemos dado cuenta que nuestro tiempo "tiene más sentido" ayudandonos unos a otros, dar una palabra de aliento, llamar por teléfono a una persona amiga o desconocida, que se encuentra en soledad.
Unirnos a grupos bajo el lema ORACIÓN/ACCIÓN, hasta poder rezar el Santo Rosario a través de la tecnología para pedir por el fin de esta pandemia.
De lo malo, triste y fatal de la situación por la que estamos atravesando, hemos sido capaces de sacar cosas positivas, como desarrollar nuestras potencialidades ocultas, que antes de esta crisis, no teníamos tiempo y fueron minimizadas por el cotidiano y acelerado trabajo que no nos permitió re-descubrir el regalo gratuito del Espíritu Santo con sus Siete DONES: Sabiduría, Entendimiento, Consejo, Ciencia, Piedad, Fortaleza y Temor de Dios.
Y que a pesar de los dolores que soporta una familia ante la pérdida de un ser amado, recordar que aún tenemos vida por la gracia misericordiosa de Dios, busquemos y lleguemos a nuestros hermanos necesitados con un mensaje, con una palabra de aliento y esperanza y poder dar una visión más trascendental de la vida.
Lo que vivimos hoy, como humanidad doliente tiene sentido, nos queda la misión de poder fortalecer uno de los tantos valores que adornan al ser humano, la SOLIDARIDAD.
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