REFLEXIONEMOS: NUESTRA VIDA ES UNA HORA PASAJERA, ES UN INSTANTE, ES SÓLO UN MOMENTO QUE PARECE UN DESERTOR.
Reflexionar sobre la fugacidad de la vida es una práctica que nos invita a contemplar la brevedad de nuestra existencia y a valorar cada momento que se nos concede y es para vivirlo como el Señor nos pide, escuchar su Palabra y ponerla en práctica. Es cierto que la vida puede parecer efímera, como una hora pasajera o un instante que parece abandonarnos rápidamente.
Esta
metáfora nos recuerda que el tiempo es un recurso limitado y que debemos
aprovecharlo sabiamente. A menudo, estamos tan inmersos en nuestras rutinas
diarias y preocupaciones, que olvidamos apreciar la belleza de los momentos
simples y significativos que componen nuestra vida. Disfrutar de la familia, del nacimiento de una o un nieto, ayudar a las
madres primerizas en el cuidado del bebé, visitar algún amigo enfermo, ir a
tomar un helado sola (o) o acompañado por amigos, o simplemente, escuchar la música
que te gusta, o leer una poesía que quizá te traiga recuerdos de tu
adolescencia, pero... nos volvemos como "desertores" al no
prestar atención plena a lo que sucede a nuestro alrededor.
Es
importante recordar que la vida está compuesta por una serie de momentos, y
cada uno de ellos tiene su propio valor y significado. Aunque puedan parecer
efímeros, son precisamente estos momentos los que dan forma a nuestra
experiencia y nos permiten crecer, aprender y conectarnos con los demás.
Al
reflexionar sobre la fugacidad de la vida, podemos desarrollar una mayor
conciencia de nuestro entorno, valorar las relaciones interpersonales y buscar
un sentido más profundo en nuestras acciones y elecciones. Nos impulsa a vivir
de manera más plena y auténtica, aprovechando cada instante como si fuera el
último día, como dijo MAHATMA Ghandi “vive
cada día como si fuera tu último día y aprende cada día como si fueras a vivir
eternamente”.
Recordemos
que, aunque la vida pueda parecer breve, el significado que le damos y las
experiencias que creamos en ese tiempo son los que realmente importan.
No podemos
detener el flujo del tiempo, pero podemos elegir cómo vivirlo y qué dejar como
legado en nuestro paso por este mundo. Trata de no pasar en el anonimato, no
por arrogancia, sino, que hay mucho que hacer por nuestro prójimo y
aprovechemos los años, así a estos, los sintamos que se nos vienen encima.
Así que
reflexionemos, valoremos y celebremos cada momento que se nos otorga,
reconociendo que la vida, aunque efímera, puede estar llena de belleza,
aprendizaje y amor si nos abrimos a experimentarla plenamente.
“Que el Señor nos bendiga y la Virgen nos
proteja”
Tu amiga
Mirtha
Villarroel de Rocha
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