MES DE MARÍA, DÍA 27
DÍA 27: ¡Un sólo instante y una María!
En cierta ocasión, cuando estaban rezando por un joven endemoniado, ocurrió lo
siguiente, según cuenta un testigo presencial: que "el demonio
multiplicaba sus gritos con más fuerza y confusión, diciendo: ¿Por qué he de
salir?, entonces, una religiosa allí presente exclamó con fervor: ¡Santa Madre de Dios, rogad por nosotros!
¡María, Madre de Jesús, venid en ayuda nuestra!. Al oír estas palabras, el
espíritu infernal redobló sus horribles alaridos: "¡María! ¡María! ¡Para mí no hay María! No pronunciéis ese nombre,
que me hace estremecer. ¡Si hubiese una María para mí, como la hay para
vosotros, yo no sería un demonio!. “Pero para mí no hay María." Todos los
presentes lloraban. Repitió el demonio: ¡Si yo tuviese un sólo instante de los
muchos que ustedes pierden! ¡Un sólo instante y una María y yo no
sería un demonio!.
¡Qué fuerza tiene María! Y qué pena que Satanás
habiendo sido un ángel que se separó de Dios; perdió lo más valioso que tenemos
los seres humanos ¡María! y lo reconoce
el maligno que si tuviera a María no sería demonio… Con qué orgullo y alegría podemos
gritar:
¡Dios te Salve María, llena eres de Gracia, el Señor es Contigo,
Bendita Tú Eres entre todas las mujeres y Bendito es el Fruto de tu Vientre
Jesús. Santa María Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores ahora y en la
hora de nuestra muerte AMEN.
Que en momentos de bajón, de adversidades,
dificultades o de vacas flacas y crea que no habrá solución a mi tristeza ¡Tengo
a María! Eso nadie me lo quita. Si no te estoy amando lo suficiente Madre
Santísima, aumenta mi fe y el amor hacia Ti, para que todo cambie que es lo más
importante y tú seas siempre el centro en mi vida.
Ahora puedes
seguir hablando a María con tus palabras, comentándole algo de lo que has
leído. Después termina con la oración final.
Adaptado del texto escrito por José Pedro Manglano Castellary
(Sacerdote)
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